San Maximiliano Maria Colbe
San Maximiliano María Kolbe (Zduńska
Wola, 8 de enero de 1894 - Auschwitz, 14 de agosto de 1941)
fue un fraile franciscano conventual polaco asesinado por los nazisen
un campo de
concentración durante la Segunda Guerra
Mundial. Fue un gran propagador de la devoción al Inmaculado
Corazón de María y un acérrimo combatiente contra el modernismo y
los peligros que acechaban a la Iglesia en el siglo XX.
Su infancia[
Nació el 8 de enero de 1894, en Zduńska
Wola, en esas fechas parte del Zarato de Polonia, reino sometido al Imperio ruso, y fue bautizado con el nombre de
Rajmund (encastellano: Raimundo). Fue el segundo hijo de
Julius Kolbe (de origen alemán) y María Dabrowska (de origen polaco). Tuvo
cuatro hermanos: Francis, Joseph, Walenty (que vivió un año) y Andrew (que
vivió hasta los cuatro años de edad). Sus padres se trasladaron a Pabianice (Polonia)
por motivos laborales .
Sus obras
Un domingo en una homilía oyó decir al predicador que los
padres franciscanos iban
a abrir un seminario, en 1910 fue aceptado como fraile. Le cambiaron el nombre, de Raimundo a Maximiliano María.
En 1915 obtuvo en la Universidad de Roma el
doctorado en filosofía y en 1919 el
doctorado en teología. De su estancia
en Roma quedó fuertemente impresionado por las manifestaciones públicas masónicas. En ellas se atacaba duramente a la
Iglesia católica y al papa, y según interpretó, se hacía apología satánica.1
Ante el impacto que le causan estos hechos escribe:
¿Es posible que nuestros enemigos trabajen tanto
hasta prevalecer, y nosotros permanezcamos ociosos o al máximo rezando pero sin
entrar en acción? ¿Acaso no tenemos armas más poderosas, la protección de la
Inmaculada? La sin mancha, vencedora de todas las herejías, vencerá al enemigo
que levanta la cerviz.
Así que dedicó su vida a promover la veneración a la Virgen y en
especial a suInmaculado
Corazón. En 1918 fue ordenado sacerdote, mas un año antes, fundó con otros
seis hermanos franciscanos conventuales el movimiento MI (Milicia de la Inmaculada).1
En 1927 fundó en Polonia a 40 km de Varsovia, la Ciudad de la Inmaculada (Niepokalanów), un lugar que alojaba una
organización que tuvo mucho éxito y expansión como podemos observar en una
descripción de la época:
Una extensa área libre para la construcción de una
gran basílica de la Inmaculada. Un complejo editorial [que comprendía]: la redacción,
la biblioteca, la tipoteca, el taller de los linotipistas, la cincografía con
los laboratorios fotográficos, las tipografías [...] y además las distintas
secciones de la encuadernación, de los almacenes y de los envíos. El ala
izquierda [...] incluía, en diferentes edificios, la capilla, las dependencias
de los religiosos, el postulantado, el noviciado, la dirección general, la
enfermería y, a cierta distancia, la gran central eléctrica. Además,
distribuidos por todas partes, los talleres de los herreros y de los mecánicos,
los talleres de los carpinteros, de los zapateros, de los sastres, así como los
depósitos de los albañiles y las grandes cocheras para el cuerpo de bomberos.
Pero todavía no hemos terminado: además había un parque de maquinaria, una
pequeña estación ferroviaria, con vía de empalme con la vía pública y estatal;
incluso estaba previsto un aeródromo con cuatro aviones sin motor y un proyecto
de estación de radiotransmisión. Por todas partes había gruesos troncos de
árboles, depósitos de madera, tubos y toda clase de materiales de construcción.
Más tarde, como misionero en Japón, creó otra institución semejante. Fundó
dosperiódicos, El
Caballero de la Inmaculada y El Pequeño Diario. Organizó
una imprenta en la ciudad de la Inmaculada en Polonia, y después se trasladó a
Japón, donde empezó a editar hasta ocho revistas católicas. La de mayor
distribución fue El Caballero de la Inmaculada, que pronto llegó a
tener 15.000 ejemplares, llegando en su mejor época a vender casi un
millón de ejemplares.
Durante la Segunda Guerra Mundial, los nazis invadieron Polonia y bombardearon
la Ciudad de la Inmaculada, llevándose prisionero al padre Maximiliano y a
todos sus colaboradores. Él había fundado una radiodifusora y estaba dirigiendo
la revista El Caballero de la Inmaculada. Todo se lo destruyó la
guerra. Fue llevado al campo de exterminio deAuschwitz, donde se le adjudicó el número
16.670.
Sus últimos días
A fines de julio de 1941 se fugó un preso del campo de
concentración de Auschwitz. Elsargento polaco Franciszek
Gajowniczek, de 40 años de edad, uno de los prisioneros, narró
así su experiencia de aquel verano de 1941:
Yo era un veterano en el campo de Auschwitz; tenía en mi brazo tatuado el número
de inscripción: 5659. Una noche, al pasar los guardianes lista, uno de nuestros
compañeros no respondió cuando leyeron su nombre. Se dio al punto la alarma:
los oficiales del campo desplegaron todos los dispositivos de seguridad; salieron
patrullas por los alrededores. Aquella noche nos fuimos angustiados a nuestros
barracones. Los dos mil internados en nuestro pabellón sabíamos que nuestra
alternativa era bien trágica; si no lograban dar con el escapado, acabarían con
diez de nosotros. A la mañana siguiente nos hicieron formar a todos los dos mil
y nos tuvieron en posición de firmes desde las primeras horas hasta el
mediodía. Nuestros cuerpos estaban debilitados al máximo por el trabajo y la
escasísima alimentación. Muchos del grupo caían exánimes bajo aquel sol
implacable. Hacia las tres nos dieron algo de comer y volvimos a la posición de
firmes hasta la noche. El coronel Karl Fritzsch volvió a pasar lista y anunció
que diez de nosotros seríamos ajusticiados.
Franciszek Gajowniczek2
A la mañana siguiente, Gajowniczek fue uno de los diez elegidos por el
coronel de las SS (nazismo) Karl
Fritzsch para ser ajusticiados en represalia por el escapado. Cuando Franciszek
salió de su fila, después de haber sido señalado por el coronel, musitó estas
palabras: «Pobre esposa mía; pobres hijos míos».3 El padre Maximiliano estaba cerca
y lo oyó. Enseguida, dio un paso adelante y le dijo al coronel: «Soy un
sacerdote católico polaco, estoy ya viejo. Querría ocupar el puesto de ese
hombre que tiene esposa e hijos».4El oficial nazi, aunque irritado,
finalmente aceptó su ofrecimiento y Maximiliano Kolbe, que tenía entonces
47 años, fue puesto, junto con otros nueve prisioneros, en ayuno obligado
para que muriera. Los diez condenados fueron recluidos en una celda subterránea
el 31 de julio de 1941.
Pero como —tras padecer tres semanas de hambre extrema— el 14 de agosto
de 1941 aún sobrevivía junto a otros tres condenados y los oficiales a cargo
del campo querían dar otro destino a la celda, Kolbe y sus tres compañeros de
celda fueron asesinados administrándoles una inyección de fenol.
Los cuerpos fueron incinerados en el crematorio del campo.5 6 Incluso en prisión y también en
la celda de hambre, celebró, mientras pudo, todos los días la Santa Misa, distribuyendo la Comunión a otros prisioneros: el pan dado
a los prisioneros era ácimo (sin
levadura), podía ser utilizado para la Eucaristía; guardianes que simpatizaban con él
le hacían llegar el vino.
En agosto de 1945, en el final de la Segunda Guerra
Mundial, la ciudad de Nagasaki, donde Kolbe tenía una de sus
imprentas, fue destruida por la bomba atómica. Todos los trabajadores
fallecieron más tarde, pero la imprenta quedó incólume.
El papa Pablo VI lo
declaró beato en 1971; a la fiesta asistió Franciszek
Gajowniczek (de 70 años), el hombre por el cual Kolbe
había ofrendado su propia vida treinta años antes. El 10 de octubre de 1982,
el papa Juan Pablo II canonizó
a éste ante una multitud de polacos. Posteriormente fue nombrado patrón de los
radioaficionados a petición de los radioaficionados polacos.
Iglesia de San Maximiliano María Colbe
Su Legado
San Maximiliano Kolbe ha inspirado a muchos a vivir lo que algunos han
llamado «la locura del amor». Con su nombre se bautizó la denominada «Operación
Kolbe», una iniciativa ecuménica de
relevo de personas secuestradas en Colombia, país en el que en 2011 permanecían
cautivas más de cuatro mil personas. El propósito de esta operación era reunir
voluntarios que se ofrecieran como relevo, para que cada uno de ellos tomara,
eventualmente, el lugar de una persona secuestrada. Sus integrantes, varios
cientos, están dispuestos, en forma libre, autónoma y anónima, a asumir el
cautiverio a cambio de la libertad de uno de los secuestrados: responden como
Maximiliano Kolbe al llamado de Jesús en los Evangelios: «Nadie tiene mayor amor que el
que da la vida por sus amigos».7
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