Evangelio según San Lucas 19,11-28.
Como
la gente seguía escuchando, añadió una parábola, porque estaba cerca de
Jerusalén y ellos pensaban que el Reino de Dios iba a aparecer de un
momento a otro.
El les dijo: "Un hombre de familia noble fue a un país lejano para recibir la investidura real y regresar en seguida.
Llamó
a diez de sus servidores y les entregó cien monedas de plata a cada
uno, diciéndoles: 'Háganlas producir hasta que yo vuelva'.
Pero sus
conciudadanos lo odiaban y enviaron detrás de él una embajada encargada
de decir: 'No queremos que este sea nuestro rey'.
Al regresar,
investido de la dignidad real, hizo llamar a los servidores a quienes
había dado el dinero, para saber lo que había ganado cada uno.
El primero se presentó y le dijo: 'Señor, tus cien monedas de plata han producido diez veces más'.
'Está bien, buen servidor, le respondió, ya que has sido fiel en tan poca cosa, recibe el gobierno de diez ciudades'.
Llegó el segundo y le dijo: 'Señor, tus cien monedas de plata han producido cinco veces más'.
A él también le dijo: 'Tú estarás al frente de cinco ciudades'.
Llegó el otro y le dijo: 'Señor, aquí tienes tus cien monedas de plata, que guardé envueltas en un pañuelo.
Porque
tuve miedo de ti, que eres un hombre exigente, que quieres percibir lo
que no has depositado y cosechar lo que no has sembrado'.
El le
respondió: 'Yo te juzgo por tus propias palabras, mal servidor. Si
sabías que soy un hombre exigentes, que quiero percibir lo que no
deposité y cosechar lo que no sembré,
¿por qué no entregaste mi dinero en préstamo? A mi regreso yo lo hubiera recuperado con intereses'.
Y dijo a los que estaban allí: 'Quítenle las cien monedas y dénselas al que tiene diez veces más'.
'¡Pero, señor, le respondieron, ya tiene mil!'.
Les aseguro que al que tiene, se le dará; pero al que no tiene, se le quitará aún lo que tiene.
En cuanto a mis enemigos, que no me han querido por rey, tráiganlos aquí y mátenlos en mi presencia".
Después de haber dicho esto, Jesús siguió adelante, subiendo a Jerusalén.
Palabra del señor.
Comentario Por:
Papa Francisco
Audiencia general del 05/06/2013
“Hacedlos fructificar”
“Hoy desearía detenerme en la cuestión del medio ambiente, como ya
he tenido oportunidad de hacer en varias ocasiones. Me lo sugiere además
la Jornada mundial del medio ambiente, de hoy, promovida por las
Naciones Unidas, que lanza un fuerte llamamiento a la necesidad de
eliminar el desperdicio y la destrucción de alimentos.
Cuando
hablamos de medio ambiente, de la creación, mi pensamiento se dirige a
las primeras páginas de la Biblia, al libro del Génesis, donde se afirma
que Dios puso al hombre y a la mujer en la tierra para que la
cultivaran y la custodiaran (cf. 2, 15). Y me surgen las preguntas: ¿qué
quiere decir cultivar y custodiar la tierra? ¿Estamos verdaderamente
cultivando y custodiando la creación? ¿O bien la estamos explotando y
descuidando? El verbo «cultivar» me recuerda el cuidado que tiene el
agricultor de su tierra para que dé fruto y éste se comparta: ¡cuánta
atención, pasión y dedicación!