Después de haber lavado los pies a los discípulos, Jesús les dijo:
"Les aseguro que el servidor no es más grande que su señor, ni el enviado más grande que el que lo envía.
Ustedes serán felices si, sabiendo estas cosas, las practican.
No lo digo por todos ustedes; yo conozco a los que he elegido. Pero es necesario que se cumpla la Escritura que dice: El que comparte mi pan se volvió contra mí.
Les digo esto desde ahora, antes que suceda, para que cuando suceda, crean que Yo Soy.
Les aseguro que el que reciba al que yo envíe, me recibe a mí, y el que me recibe, recibe al que me envió".
Palabra del Señor.
Comentario Por:
Concilio Vaticano II
Constitución dogmática sobre la Iglesia (Lumen Gentium), §8
«El enviado no es más que el que lo envía»
Cristo ha realizado su obra redentora en la pobreza y la persecución; así tmbién la Iglesia está llamada a seguir el mismo camino para comunicar a los hombres los frutos de la salvación. Cristo Jesús, «a pesar de su condición divina... se anonadó a sí mismo tomando la condición de esclavo» (Flp 2,6) y por nosotros «siendo rico, se hizo pobre» (2Co 8,9). Así es también la Iglesia; y si es cierto que tiene necesidad de recursos humanos para cumplir su misión, no está aquí para buscar la gloria terrestre, sino para predicar, incluso con el ejemplo, la humildad y la abnegación. Cristo ha sido enviado por el Padre «para evangelizar a los pobres..., curar los corazones destrozados» (Lc 4,18), «buscar y salvar lo que estaba perdido» (Lc19,10). De la misma manera, si la Iglesia cuida con solicitud a aquellos que están afligidos por la enfermedad humana; con mucha más razón, reconoce en los pobres y en todos los que sufren, la imagen de su Fundador pobre y sufriente, y se afana a aliviar su desgracia y quiere servir a Cristo en ellos...