martes, 31 de marzo de 2015

Evangelio y comentario del dia

Evangelio según San Mateo 26,14-25. 
Uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue a ver a los sumos sacerdotes y les dijo: "¿Cuánto me darán si se lo entrego?". Y resolvieron darle treinta monedas de plata. 

Desde ese momento, Judas buscaba una ocasión favorable para entregarlo. 
El primer día de los Acimos, los discípulos fueron a preguntar a Jesús: "¿Dónde quieres que te preparemos la comida pascual?". 
El respondió: "Vayan a la ciudad, a la casa de tal persona, y díganle: 'El Maestro dice: Se acerca mi hora, voy a celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos'". 
Ellos hicieron como Jesús les había ordenado y prepararon la Pascua. 
Al atardecer, estaba a la mesa con los Doce 
y, mientras comían, Jesús les dijo: "Les aseguro que uno de ustedes me entregará". 
Profundamente apenados, ellos empezaron a preguntarle uno por uno: "¿Seré yo, Señor?". 
El respondió: "El que acaba de servirse de la misma fuente que yo, ese me va a entregar. 
El Hijo del hombre se va, como está escrito de él, pero ¡ay de aquel por quien el Hijo del hombre será entregado: más le valdría no haber nacido!". 
Judas, el que lo iba a entregar, le preguntó: "¿Seré yo, Maestro?". "Tú lo has dicho", le respondió Jesús. 

Palabra del Señor.


Comentario Por:
San Cirilo de Jerusalén (313-350), obispo de Jerusalén, doctor de la Iglesia 
Catequesis bautismal 13,6

“Se acerca el momento, y quiero celebrar la cena de pascua en tu casa.”
    Seguramente quieres que se te demuestre que Cristo se entregó voluntariamente a la pasión. Los demás mueren contra su voluntad porque mueren en la oscuridad, pero él predijo de su pasión: “el Hijo del hombre será entregado para que lo crucifiquen.” (Mt 26,2) ¿Sabes por qué el que es la misericordia no huyó de la muerte? Para que el mundo entero no se pierda por sus pecados. “Estamos subiendo a Jerusalén. Allí el Hijo del hombre va a ser entregado a los jefes de los sacerdotes y maestros de la ley, que lo condenarán a muerte, y lo entregarán a los paganos, para que se burlen de él, lo azoten y lo crucifiquen.” (Mt 20,18-19) y "se encaminó decididamente hacia Jerusalén"(Lc 9,51).

Santo y modelo de vida a seguir del dia

San Hugo de Grenoble


San Hugo de Grenoble, obispo
San Hugo, (significa "el inteligente"), obispo, nació en Francia en el año 1052.
Gregorio VII ordenó de obispo a Hugo cuándo sólo tenía 28 años,  lo envió a dirigir la diócesis de Grenoble, en Francia. Allá estará de obispo por 50 años, aunque intentará renunciar al cargo ante 5 Pontífices, pero ninguno se la aceptará.
El dedicaba largas horas a la oración y a la meditación y recorría su diócesis de parroquia en parroquia corrigiendo abusos y enseñando cómo obrar el bien. Creyéndose un inepto y un inútil para este cargo, se fue a un convento a rezar y a hacer penitencia.    Pero el Sumo Pontífice Gregorio VII, que lo necesitaba muchísimo para que le ayudara a volver más fervorosa a la gente, lo llamó paternalmente y lo hizo retornar otra vez a su diócesis a seguir siendo obispo.
Un día llegó San Bruno con 6 amigos a pedirle a San Hugo que les concediera un sitio donde fundar un convento de gran rigidez, para los que quisieran hacerse santos basado en oración, silencio, ayunos, estudio y meditación. El santo obispo les dio un sitio llamado Cartuja, fue fundada la Orden de los Cartujos, donde el silencio es perpetuo (hablan el domingo de Pascua) y donde el ayuno, la mortificación y la oración llevan a sus religiosos a una gran santidad.    Para San Hugo sus días en la Cartuja eran como un oasis en medio del desierto de este mundo corrompido y corruptor, pero cuando ya llevaba varios días allí, su director San Bruno le avisaba que Dios lo quería al frente de su diócesis, y tenía que volverse otra vez a su ciudad.

Evangelio y Comentario del dia


Evangelio según San Juan 13,21-33.36-38. 
Jesús, estando en la mesa con sus discípulos, se estremeció y manifestó claramente: "Les aseguro que uno de ustedes me entregará". 

Los discípulos se miraban unos a otros, no sabiendo a quién se refería. 

Uno de ellos -el discípulo al que Jesús amaba- estaba reclinado muy cerca de Jesús. 

Simón Pedro le hizo una seña y le dijo: "Pregúntale a quién se refiere". 
El se reclinó sobre Jesús y le preguntó: "Señor, ¿quién es?". 
Jesús le respondió: "Es aquel al que daré el bocado que voy a mojar en el plato". Y mojando un bocado, se lo dio a Judas, hijo de Simón Iscariote. 
En cuanto recibió el bocado, Satanás entró en él. Jesús le dijo entonces: "Realiza pronto lo que tienes que hacer". 
Pero ninguno de los comensales comprendió por qué le decía esto. 
Como Judas estaba encargado de la bolsa común, algunos pensaban que Jesús quería decirle: "Compra lo que hace falta para la fiesta", o bien que le mandaba dar algo a los pobres. 
Y en seguida, después de recibir el bocado, Judas salió. Ya era de noche. 
Después que Judas salió, Jesús dijo: "Ahora el Hijo del hombre ha sido glorificado y Dios ha sido glorificado en él. 
Si Dios ha sido glorificado en él, también lo glorificará en sí mismo, y lo hará muy pronto.
Hijos míos, ya no estaré mucho tiempo con ustedes. Ustedes me buscarán, pero yo les digo ahora lo mismo que dije a los judíos: 'A donde yo voy, ustedes no pueden venir'. 
Simón Pedro le dijo: "Señor, ¿adónde vas?". Jesús le respondió: "A donde yo voy, tú no puedes seguirme ahora, pero más adelante me seguirás". 
Pedro le preguntó: "¿Por qué no puedo seguirte ahora? Yo daré mi vida por ti". 
Jesús le respondió: "¿Darás tu vida por mí? Te aseguro que no cantará el gallo antes que me hayas negado tres veces". Palabra del Señor.


Comentario Por:
San Ambrosio (c. 340-397), obispo de Milán y doctor de la Iglesia 
Tratado sobre el evangelio de Lucas, 49-52; 87-89; SC 52 pag 173, 185

“Te aseguro, Pedro, que antes de que el gallo cante, me habrás negado tres veces.”

    Hermanos, ¡convirtámonos! ¡Guardémonos de disputas sobre categorías entre nosotros! Si los apóstoles han contestado (cf Lc 22,24), no nos tiene que ser pretexto para nosotros de hacer lo mismo, antes bien es un aviso. Pedro se convirtió, es cierto, el día que respondió a la primera llamada del Maestro, pero ¿quién puede decir que su propia conversión ya se ha realizado? (...)

Santo y modelo de vida a seguir del dia

San Amós (Profeta)


 Antes de su vocación, Amós fue pastor y labrador que apacentaba sus ovejas y cultivaba cabrahígos (planta masculina de la higuera silvestre) en Tekoa, localidad de la montaña de Judá, situada a 20 Kilómetros al sur de Jerusalén.  A  pesar de su pertenencia al reino de Judá, Dios lo llamó al reino de Israel (cfr:1, 1; 7, 14s ) para que predicase contra la corrupción moral y religiosa de aquel país cismático que se había separado de Judá y el Templo.
El marco en que desempeña su ministerio profético está situado junto al santuario de Betel. Desde un principio, el profeta se mostró intrépido defensor de la Ley de Dios, especialmente en su encarnizada lucha contra el culto del becerro de oro erigido en Betel.  Perseguido por Amasías, sacerdote de aquel becerro (7, 10), el profeta murió mártir, según una tradición judía. La Iglesia le conmemora en el calendario de los santos del 31 Marzo.  
Los dos primeros capítulos contienen amenazas contra los pueblos vecinos, mientras los capítulos 3 a 6 comprenden profecías contra el reino de Israel por sus extorsiones, avaricia, fraudes e idolatría.

lunes, 30 de marzo de 2015

Evangelio y comentario del dia


Evangelio según San Juan 12,1-11. 

Seis días antes de la Pascua, Jesús volvió a Betania, donde estaba Lázaro, al que había resucitado. 
Allí le prepararon una cena: Marta servía y Lázaro era uno de los comensales. 
María, tomando una libra de perfume de nardo puro, de mucho precio, ungió con él los pies de Jesús y los secó con sus cabellos. La casa se impregnó con la fragancia del perfume. 
Judas Iscariote, uno de sus discípulos, el que lo iba a entregar, dijo: 
"¿Por qué no se vendió este perfume en trescientos denarios para dárselos a los pobres?". 
Dijo esto, no porque se interesaba por los pobres, sino porque era ladrón y, como estaba encargado de la bolsa común, robaba lo que se ponía en ella. 
Jesús le respondió: "Déjala. Ella tenía reservado este perfume para el día de mi sepultura. 
A los pobres los tienen siempre con ustedes, pero a mí no me tendrán siempre". 
Entre tanto, una gran multitud de judíos se enteró de que Jesús estaba allí, y fueron, no sólo por Jesús, sino también para ver a Lázaro, al que había resucitado. 
Entonces los sumos sacerdotes resolvieron matar también a Lázaro, 
porque muchos judíos se apartaban de ellos y creían en Jesús, a causa de él. 

Palabra del Señor.

Comentario Por:
San Agustín (354-430), obispo de Hipona (África del Norte), doctor de la Iglesia 
Tratados sobre el Evangelio de San Juan, 50, 6-7

"A los pobres los tienen siempre con ustedes, pero a mí no me tendrán siempre"
    María (…) tomó una libra de perfume de nardo pístico, caro; ungió los pies de Jesús y con sus cabellos enjugó los pies de él, y la casa se llenó con el olor del perfume. Hemos escuchado el hecho; investiguemos el misterio. Tú, cualquiera que quieres ser una persona fiel, con María unge con perfume caro los pies del Señor. Ese perfume fue la justicia (…). Unge tú los pies de Jesús: viviendo bien, ve en pos de las huellas del Señor. Enjúgalos con los cabellos: si tienes cosas superfluas, da a los pobres y has enjugado los pies del Señor (…). Los pies del Señor pasan quizá necesidad en la tierra. En efecto, ¿de quiénes, sino de sus miembros (Ef 5,30), va a decir al final: «Cuando lo hicisteis a uno de mis mínimos, a mí lo hicisteis?» (Mt 25,40).

Santo y modelo de vida a seguir del dia

Santa Irene Macedonia

Santa Irene de origen eslavo, vivió en la segunda mitad del primer siglo, era hija de Licinio gobernante de la ciudad de Magedon en Macedonia. Ya en su juventud Irene creyó en Jesucristo, al comprender la futilidad de la vida pagana.

De acuerdo a la tradición fue bautizada por el Apóstol Timoteo, discípulo del Apóstol San Pablo. Deseando dedicar su vida al Señor, Santa Irene, renunció al casamiento. Al conocer mas profundamente la fe cristiana, Santa Irene empezó a convencer a sus padres para que se conviertan al cristianismo. El padre de Irene en principio comenzó a escuchar sus palabras con benevolencia. Luego se enojó con ella, y cuando ella renunció venerar a los ídolos, la arrojó bajo las patas de los caballos salvajes. Sin tocar a la mártir, los caballos se tiraron sobre el padre y lo aplastaron hasta matarlo. Cuando por sus oraciones él fue devuelto a la vida, él, toda su familia, y 3000 personas mas se hicieron creyentes.

domingo, 29 de marzo de 2015

Evangelio y comentario del dia


Evangelio según San Marcos 14,1-72.15,1-47. 
Faltaban dos días para la fiesta de la Pascua y de los panes Acimos. Los sumos sacerdotes y los escribas buscaban la manera de arrestar a Jesús con astucia, para darle muerte. 
Porque decían: "No lo hagamos durante la fiesta, para que no se produzca un tumulto en el pueblo". 
Mientras Jesús estaba en Betania, comiendo en casa de Simón el leproso, llegó una mujer con un frasco lleno de un valioso perfume de nardo puro, y rompiendo el frasco, derramó el perfume sobre la cabeza de Jesús. 
Entonces algunos de los que estaban allí se indignaron y comentaban entre sí: "¿Para qué este derroche de perfume? 
Se hubiera podido vender por más de trescientos denarios para repartir el dinero entre los pobres". Y la criticaban. 
Pero Jesús dijo: "Déjenla, ¿por qué la molestan? Ha hecho una buena obra conmigo. 
A los pobres los tendrán siempre con ustedes y podrán hacerles bien cuando quieran, pero a mí no me tendrán siempre. 
Ella hizo lo que podía; ungió mi cuerpo anticipadamente para la sepultura. 
Les aseguro que allí donde se proclame la Buena Noticia, en todo el mundo, se contará también en su memoria lo que ella hizo". 
Judas Iscariote, uno de los Doce, fue a ver a los sumos sacerdotes para entregarles a Jesús. 
Al oírlo, ellos se alegraron y prometieron darle dinero. Y Judas buscaba una ocasión propicia para entregarlo. 
El primer día de la fiesta de los panes Acimos, cuando se inmolaba la víctima pascual, los discípulos dijeron a Jesús: "¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la comida pascual?". 
El envió a dos de sus discípulos, diciéndoles: "Vayan a la ciudad; allí se encontrarán con un hombre que lleva un cántaro de agua. Síganlo, 
y díganle al dueño de la casa donde entre: El Maestro dice: '¿Dónde está mi sala, en la que voy a comer el cordero pascual con mis discípulos?'. 
El les mostrará en el piso alto una pieza grande, arreglada con almohadones y ya dispuesta; prepárennos allí lo necesario". 
Los discípulos partieron y, al llegar a la ciudad, encontraron todo como Jesús les había dicho y prepararon la Pascua. 
Al atardecer, Jesús llegó con los Doce. 
Y mientras estaban comiendo, dijo: "Les aseguro que uno de ustedes me entregará, uno que come conmigo". 
Ellos se entristecieron y comenzaron a preguntarle, uno tras otro: "¿Seré yo?". 
El les respondió: "Es uno de los Doce, uno que se sirve de la misma fuente que yo. 
El Hijo del hombre se va, como está escrito de él, pero ¡ay de aquel por quien el Hijo del hombre será entregado: más le valdría no haber nacido!". 
Mientras comían, Jesús tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: "Tomen, esto es mi Cuerpo". 
Después tomó una copa, dio gracias y se la entregó, y todos bebieron de ella. 
Y les dijo: "Esta es mi Sangre, la Sangre de la Alianza, que se derrama por muchos. 
Les aseguro que no beberé más del fruto de la vid hasta el día en que beba el vino nuevo en el Reino de Dios". 
Después del canto de los Salmos, salieron hacia el monte de los Olivos. 
Y Jesús les dijo: "Todos ustedes se van a escandalizar, porque dice la Escritura: Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas. 
Pero después que yo resucite, iré antes que ustedes a Galilea". 
Pedro le dijo: "Aunque todos se escandalicen, yo no me escandalizaré". 
Jesús le respondió: "Te aseguro que hoy, esta misma noche, antes que cante el gallo por segunda vez, me habrás negado tres veces". 
Pero él insistía: "Aunque tenga que morir contigo, jamás te negaré". Y todos decían lo mismo. 
Llegaron a una propiedad llamada Getsemaní, y Jesús dijo a sus discípulos: "Quédense aquí, mientras yo voy a orar". 
Después llevó con él a Pedro, Santiago y Juan, y comenzó a sentir temor y a angustiarse.
Entonces les dijo: "Mi alma siente una tristeza de muerte. Quédense aquí velando". 
Y adelantándose un poco, se postró en tierra y rogaba que, de ser posible, no tuviera que pasar por esa hora. 
Y decía: "Abba -Padre- todo te es posible: aleja de mí este cáliz, pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya". 
Después volvió y encontró a sus discípulos dormidos. Y Jesús dijo a Pedro: "Simón, ¿duermes? ¿No has podido quedarte despierto ni siquiera una hora? 
Permanezcan despiertos y oren para no caer en la tentación, porque el espíritu está dispuesto, pero la carne es débil". 
Luego se alejó nuevamente y oró, repitiendo las mismas palabras. 
Al regresar, los encontró otra vez dormidos, porque sus ojos se cerraban de sueño, y no sabían qué responderle. 
Volvió por tercera vez y les dijo: "Ahora pueden dormir y descansar. Esto se acabó. Ha llegado la hora en que el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los pecadores. 
¡Levántense! ¡Vamos! Ya se acerca el que me va a entregar". 
Jesús estaba hablando todavía, cuando se presentó Judas, uno de los Doce, acompañado de un grupo con espadas y palos, enviado por los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos. 
El traidor les había dado esta señal: "Es aquel a quien voy a besar. Deténganlo y llévenlo bien custodiado". 
Apenas llegó, se le acercó y le dijo: "Maestro", y lo besó. 
Los otros se abalanzaron sobre él y lo arrestaron. 
Uno de los que estaban allí sacó la espada e hirió al servidor del Sumo Sacerdote, cortándole la oreja. 
Jesús les dijo: "Como si fuera un bandido, han salido a arrestarme con espadas y palos. 
Todos los días estaba entre ustedes enseñando en el Templo y no me arrestaron. Pero esto sucede para que se cumplan las Escrituras". 
Entonces todos lo abandonaron y huyeron. 
Lo seguía un joven, envuelto solamente con una sábana, y lo sujetaron; 
pero él, dejando la sábana, se escapó desnudo. 
Llevaron a Jesús ante el Sumo Sacerdote, y allí se reunieron todos los sumos sacerdotes, los ancianos y los escribas. 
Pedro lo había seguido de lejos hasta el interior del palacio del Sumo Sacerdote y estaba sentado con los servidores, calentándose junto al fuego. 
Los sumos sacerdotes y todo el Sanedrín buscaban un testimonio contra Jesús, para poder condenarlo a muerte, pero no lo encontraban. 
Porque se presentaron muchos con falsas acusaciones contra él, pero sus testimonios no concordaban. 
Algunos declaraban falsamente contra Jesús: 
"Nosotros lo hemos oído decir: 'Yo destruiré este Templo hecho por la mano del hombre, y en tres días volveré a construir otro que no será hecho por la mano del hombre'". 
Pero tampoco en esto concordaban sus declaraciones. 
El Sumo Sacerdote, poniéndose de pie ante la asamblea, interrogó a Jesús: "¿No respondes nada a lo que estos atestiguan contra ti?". 
El permanecía en silencio y no respondía nada. El Sumo Sacerdote lo interrogó nuevamente: "¿Eres el Mesías, el Hijo de Dios bendito?". 
Jesús respondió: "Sí, yo lo soy: y ustedes verán al Hijo del hombre sentarse a la derecha del Todopoderoso y venir entre las nubes del cielo". 
Entonces el Sumo Sacerdote rasgó sus vestiduras y exclamó: "¿Qué necesidad tenemos ya de testigos? 
Ustedes acaban de oír la blasfemia. ¿Qué les parece?". Y todos sentenciaron que merecía la muerte. 
Después algunos comenzaron a escupirlo y, tapándole el rostro, lo golpeaban, mientras le decían: "¡Profetiza!". Y también los servidores le daban bofetadas. 
Mientras Pedro estaba abajo, en el patio, llegó una de las sirvientas del Sumo Sacerdote 
y, al ver a Pedro junto al fuego, lo miró fijamente y le dijo: "Tú también estabas con Jesús, el Nazareno". 
El lo negó, diciendo: "No sé nada; no entiendo de qué estás hablando". Luego salió al vestíbulo. 
La sirvienta, al verlo, volvió a decir a los presentes: "Este es uno de ellos". 
Pero él lo negó nuevamente. Un poco más tarde, los que estaban allí dijeron a Pedro: "Seguro que eres uno de ellos, porque tú también eres galileo". 
Entonces él se puso a maldecir y a jurar que no conocía a ese hombre del que estaban hablando. 
En seguida cantó el gallo por segunda vez. Pedro recordó las palabras que Jesús le había dicho: "Antes que cante el gallo por segunda vez, tú me habrás negado tres veces". Y se puso a llorar. 
En cuanto amaneció, los sumos sacerdotes se reunieron en Consejo con los ancianos, los escribas y todo el Sanedrín. Y después de atar a Jesús, lo llevaron y lo entregaron a Pilato. 
Este lo interrogó: "¿Tú eres el rey de los judíos?". Jesús le respondió: "Tú lo dices". 
Los sumos sacerdotes multiplicaban las acusaciones contra él. 
Pilato lo interrogó nuevamente: "¿No respondes nada? ¡Mira de todo lo que te acusan!". 
Pero Jesús ya no respondió a nada más, y esto dejó muy admirado a Pilato. 
En cada Fiesta, Pilato ponía en libertad a un preso, a elección del pueblo. 
Había en la cárcel uno llamado Barrabás, arrestado con otros revoltosos que habían cometido un homicidio durante la sedición. 
La multitud subió y comenzó a pedir el indulto acostumbrado. 
Pilato les dijo: "¿Quieren que les ponga en libertad al rey de los judíos?". 
El sabía, en efecto, que los sumos sacerdotes lo habían entregado por envidia. 
Pero los sumos sacerdotes incitaron a la multitud a pedir la libertad de Barrabás. 
Pilato continuó diciendo: "¿Qué debo hacer, entonces, con el que ustedes llaman rey de los judíos?". 
Ellos gritaron de nuevo: "¡Crucifícalo!". 
Pilato les dijo: "¿Qué mal ha hecho?". Pero ellos gritaban cada vez más fuerte: "¡Crucifícalo!". 
Pilato, para contentar a la multitud, les puso en libertad a Barrabás; y a Jesús, después de haberlo hecho azotar, lo entregó para que fuera crucificado. 
Los soldados lo llevaron dentro del palacio, al pretorio, y convocaron a toda la guardia. 
Lo vistieron con un manto de púrpura, hicieron una corona de espinas y se la colocaron. 
Y comenzaron a saludarlo: "¡Salud, rey de los judíos!". 
Y le golpeaban la cabeza con una caña, le escupían y, doblando la rodilla, le rendían homenaje. 
Después de haberse burlado de él, le quitaron el manto de púrpura y le pusieron de nuevo sus vestiduras. Luego lo hicieron salir para crucificarlo. 
Como pasaba por allí Simón de Cirene, padre de Alejandro y de Rufo, que regresaba del campo, lo obligaron a llevar la cruz de Jesús. 
Y condujeron a Jesús a un lugar llamado Gólgota, que significa: "lugar del Cráneo". 
Le ofrecieron vino mezclado con mirra, pero él no lo tomó. 
Después lo crucificaron. Los soldados se repartieron sus vestiduras, sorteándolas para ver qué le tocaba a cada uno. 
Ya mediaba la mañana cuando lo crucificaron. 
La inscripción que indicaba la causa de su condena decía: "El rey de los judíos". 
Con él crucificaron a dos ladrones, uno a su derecha y el otro a su izquierda. 


Los que pasaban lo insultaban, movían la cabeza y decían: "¡Eh, tú, que destruyes el Templo y en tres días lo vuelves a edificar, 
sálvate a ti mismo y baja de la cruz!". 
De la misma manera, los sumos sacerdotes y los escribas se burlaban y decían entre sí: "¡Ha salvado a otros y no puede salvarse a sí mismo! 
Es el Mesías, el rey de Israel, ¡que baje ahora de la cruz, para que veamos y creamos!". También lo insultaban los que habían sido crucificados con él. 
Al mediodía, se oscureció toda la tierra hasta las tres de la tarde; 
y a esa hora, Jesús exclamó en alta voz: "Eloi, Eloi, lamá sabactani", que significa: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?". 
Algunos de los que se encontraban allí, al oírlo, dijeron: "Está llamando a Elías". 
Uno corrió a mojar una esponja en vinagre y, poniéndola en la punta de una caña le dio de beber, diciendo: "Vamos a ver si Elías viene a bajarlo". 
Entonces Jesús, dando un gran grito, expiró. 
El velo del Templo se rasgó en dos, de arriba abajo. 
Al verlo expirar así, el centurión que estaba frente a él, exclamó: "¡Verdaderamente, este hombre era Hijo de Dios!". 
Había también allí algunas mujeres que miraban de lejos. Entre ellas estaban María Magdalena, María, la madre de Santiago el menor y de José, y Salomé, 
que seguían a Jesús y lo habían servido cuando estaba en Galilea; y muchas otras que habían subido con él a Jerusalén. 
Era día de Preparación, es decir, víspera de sábado. Por eso, al atardecer, 
José de Arimatea -miembro notable del Sanedrín, que también esperaba el Reino de Dios- tuvo la audacia de presentarse ante Pilato para pedirle el cuerpo de Jesús. 
Pilato se asombró de que ya hubiera muerto; hizo llamar al centurión y le preguntó si hacía mucho que había muerto. 
Informado por el centurión, entregó el cadáver a José. 
Este compró una sábana, bajó el cuerpo de Jesús, lo envolvió en ella y lo depositó en un sepulcro cavado en la roca. Después, hizo rodar una piedra a la entrada del sepulcro. 
María Magdalena y María, la madre de José, miraban dónde lo habían puesto.

Palabra del Señor.


Comentario Por:
Una homilía, atribuida a San Epifanio de Salamina (hacia 403) obispo 
Homilía 1 para el domingo de Ramos; PG 43,427ss

“He aquí que viene tu rey, humilde, montado sobre un pollino, ...(cf Za 9,9)
    “Hija de Sión, alégrate!” Goza, Iglesia de Dios; “he aquí que viene tu rey” (Cf Za 9,9). Sal a su encuentro, apresúrate para contemplar su gloria. He aquí la salvación del mundo: Dios viene hacia la cruz, y el Deseado de las naciones (Ag 2,8 Vulgata) entra en Sión. La luz viene, gritemos con el pueblo: “Hosana al Hijo de David. Bendito el que viene en nombre del Señor.” (Sal 117) El Señor Dios nos ha aparecido a nosotros que estábamos en las tinieblas y las sombras de la muerte (Lc 1,79) Se manifestó, resurrección de los que duermen, liberación de los cautivos, luz de los ciegos, consuelo de los afligidos, descanso de los débiles, fuente de los sedientos, vengador de los perseguidos, rescate de los perdidos, unión de los divididos, médico de los enfermos, salud de los descarriados.

Domingo de Ramos



¡Hosannas! y ¡Crucíficalo!, la contradicción de los hombres

1. Cuando vamos a comenzar a revivir la Semana Santa, la Iglesia, como que nos previene: Todo esto va a tener un final feliz, la Resurrección. Por eso con la Procesión de los Ramos celebrada con ritmo festivo, al aclamar a Cristo como el Hijo de David que viene en el nombre del Señor, adelantamos su Resurrección, proyectando sobre la Pasión la luz profética de la esperanza de la victoria.. 

2 En la procesión de los Ramos leemos a Mateo en el Ciclo A: a Marcos, en el B y en el C a Lucas. Hoy nos dice Lucas: "Llevaron el borrico, le echaron encima los mantos, y Jesús se montó. Muchos alfombraron el camino con sus mantos, otros con ramas cortadas en el campo" 11,1. "Con lo que se cumplió lo que dice el profeta: "Decid a la hija de Sión: Mira a tu rey, que viene a tí humilde, montado en un asno" (Mat 21,1). En cotraposición a los reyes victoriosos que hacían su entrada en las ciudades conquistadas montando a caballo, Jesús entra como rey en la ciudad santa humildemente, montado en un asno, signo de que es manso y humilde de corazón, según la profecía de Zacarías (11,11). 

Santo y modelo de vida a seguir del dia

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San Eutasio de Luxeüil

Abad   Nació Eustasio pasada la segunda mitad del siglo VI, en Borgoña.   Fue discípulo de san Columbano, monje irlandés que pasó a las Galias buscando esconderse en la soledad y que recorrió el Vosga, el Franco-Condado y llegó hasta Italia. Fundó el monasterio de Luxeüil a cuya sombra nacieron los célebres conventos de Remiremont, Jumieges, Saint-Omer, foteines etc. 

  Eustasio tiene unos deseos grandes de encontrar el lugar adecuado para la oración y la penitencia. Entra en Luxeüil y es uno de sus primeros monjes. Allí lleva una vida a semejanza de los monjes del desierto de oriente.   Columbano después de nombrarle abad.