viernes, 6 de junio de 2014

Evangelio y comentario del dia

Evangelio según San Juan 21,20-25. 

Pedro, volviéndose, vio que lo seguía el discípulo al que Jesús amaba, el mismo que durante la Cena se había reclinado sobre Jesús y le había preguntado: "Señor, ¿quién es el que te va a entregar?". 
Cuando Pedro lo vio, preguntó a Jesús: "Señor, ¿y qué será de este?". 
Jesús le respondió: "Si yo quiero que él quede hasta mi venida, ¿qué te importa? Tú sígueme". 
Entonces se divulgó entre los hermanos el rumor de que aquel discípulo no moriría, pero Jesús no había dicho a Pedro: "El no morirá", sino: "Si yo quiero que él quede hasta mi venida, ¿qué te importa?". 
Este mismo discípulo es el que da testimonio de estas cosas y el que las ha escrito, y sabemos que su testimonio es verdadero. 
Jesús hizo también muchas otras cosas. Si se las relata detalladamente, pienso que no bastaría todo el mundo para contener los libros que se escribirían.
Palabra del señor.

Comentario por:
Santa Teresa de Jesús (1515-1582), fundadora del Carmelo Descalzo, mística, doctora de la Iglesia 
Camino de perfección, 17

«- Señor, y éste ¿qué?... - ¿A ti  qué? Tú sígueme»
     Es cosa que importa mucho entender que no a todos lleva Dios por un camino, y por ventura el que le pareciere va por muy más bajo, está más alto en los ojos del Señor. Así que no porque en esta casa todas traten de oración, han de ser todas contemplativas. Es imposible. Y será gran desconsolación para la que no lo es...

     Yo estuve más de catorce años que nunca podía tener meditación sino junto con lección. Habrá muchas personas de este arte, y otras que, aunque sea con lección, no pueden tener meditación, sino rezar vocalmente, y aquí se detienen más... Y otras personas hay hartas de esta manera, y si hay humildad, no creo saldrán peor libradas al cabo sino muy en igual de los que llevan muchos gustos, y con más seguridad en parte; porque no sabemos si los gustos son de Dios o si los pone el demonio...

     Estotros (los no agraciados con gustos espirituales en la oración) andan con humildad, sospechosos que es por su culpa, siempre con cuidad de ir adelante. No ven a otros llorar una lágrima, que, si ella no las tiene, no le parezca está muy atrás en el servicio de Dios, y debe estar por ventura  muy más adelante; porque no son las lágrimas, aunque son buenas, todas perfectas; y la humildad y mortificación y desasimiento y otras virtudes, siempre hay más seguridad. No hay qué temer, ni hayáis miedo que dejéis de llegar a la perfección como los muy contemplativos.

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