martes, 1 de diciembre de 2015

Evangelio y Comentario del dia


Evangelio según San Lucas 10,21-24. 
En aquel momento Jesús se estremeció de gozo, movido por el Espíritu Santo, y dijo: "Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así lo has querido
Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre, como nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar". 
Después, volviéndose hacia sus discípulos, Jesús les dijo a ellos solos: "¡Felices los ojos que ven lo que ustedes ven! 
¡Les aseguro que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven y no lo vieron, oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron!"
Palabra del Señor.

Comentario Por:
San Ireneo de Lyon (c. 130-c. 208), obispo, teólogo y mártir 
Contra las herejías, IV 14,2

“...muchos profetas y reyes quisieron ver lo que vosotros veis y no lo vieron...” (Lc 10,24)
    Desde el comienzo, Dios ha formado al hombre en vista de sus dones. Ha escogido a los patriarcas en vista de su salvación. Se preparó un pueblo, instruyendo a los ignorantes para que siguieran las huellas de Dios. Más tarde, instruyó a los profetas para habituar al hombre a convivir con su Espíritu ya en este mundo y a entrar en comunión con Dios. El mismo Dios no tenía necesidad de nadie, pero a los que necesitaban de él les ofrecía su comunión. Para aquellos, en quienes se complacía, (cf Lc 2,14) ha destinado desde un principio, igual que un arquitecto, el edificio de la salvación. El mismo fue su guía en las tinieblas de Egipto; en el desierto donde erraban, les daba una Ley apropiada; y a los que entraron en la tierra prometida les ofreció una herencia escogida. En fin, para todos aquellos que se levantan y vuelven junto al Padre, él mata la ternera cebada y los reviste de una túnica de fiesta. (cf Lc 15,22ss)

    Así, de muchas maneras, Dios disponía al género humano en vista de la “música y danza de la salvación” (cf Lc 15,25) Por esto, Juan escribe en el Apocalipsis: “Su voz era la voz de aguas caudalosas” (Ap 1,15) Ya que realmente, las aguas del Espíritu de Dios son múltiples, porque el Padre es grande y posee todas la riquezas. Y, pasando a través de todo ello, el Verbo acordó generosamente su ayuda a los que se le someten, dando a toda criatura las prescripciones apropiadas.

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