sábado, 3 de enero de 2015

Evangelio y comentario del dia


Evangelio según San Juan 1,29-34. 
Al día siguiente, Juan vio acercarse a Jesús y dijo: "Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. 
A él me refería, cuando dije: Después de mí viene un hombre que me precede, porque existía antes que yo. 
Yo no lo conocía, pero he venido a bautizar con agua para que él fuera manifestado a Israel". 
Y Juan dio este testimonio: "He visto al Espíritu descender del cielo en forma de paloma y permanecer sobre él. 
Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: 'Aquel sobre el que veas descender el Espíritu y permanecer sobre él, ese es el que bautiza en el Espíritu Santo'. 
Yo lo he visto y doy testimonio de que él es el Hijo de Dios".

Palabra del Señor.

Comentario Por:
San Juan Crisóstomo (345?-407), presbítero en Antioquía, después obispo de Constantinopla, doctor de la Iglesia 
Homilías sobre el evangelio de Juan, n° 18

"Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”
    Juan Bautista dice: He aquí el Cordero de Dios. Aquí nada dice Cristo sino que Juan lo dice todo. Así suele proceder el Esposo. Nada dice él a la esposa, sino que se presenta callando. Son otros los que lo señalan y le entregan la esposa. Se presenta ella, pero tampoco la toma directamente el Esposo, sino que es otro el que se la entrega. Pero una vez que la han entregado y el Esposo la ha recibido, se aficiona a ella de tal manera que ya para nada se acuerda de los paraninfos. Así sucedió en lo de Cristo. Vino El para desposarse con la Iglesia, pero nada dijo, sino que solamente se presentó. Pero Juan, su amigo (Jn 3,29), le dio la mano derecha de la esposa, procurándole con sus palabras la amistad de los hombres. Y una vez que El los recibió, en tal forma los aficionó a su persona que ya nunca más se volvieron al paraninfo que a Cristo los había entregado. (…)


    Solamente Juan lo proclamó ahí presente abiertamente y delante de todos. Por esto Jesús lo llama el amigo del esposo, pues sólo él estuvo presente a las nupcias. El lo preparó todo y lo llevó a cabo. El dio principio al negocio. Y fijando la mirada en Jesús que se paseaba, dice: He aquí el Cordero de Dios, demostrando así que no solamente con la voz sino también con los ojos daba testimonio. Lleno de gozo y regocijo, se admiraba de Cristo. Tampoco exhorta al punto a los discípulos, sino que primero solamente mira estupefacto a Cristo presente, y declara el don que Cristo vino a traernos, y también el modo de purificación. Porque la palabra Cordero encierra ambas cosas. Y no dijo que cargará sobre sí o que cargó sobre sí: Que carga sobre sí el pecado del mundo, porque es obra que continuamente está haciendo. No lo cargó únicamente en el momento de padecer; sino que desde entonces hasta ahora lo carga, no siempre crucificado (pues ofreció solamente un sacrificio por los pecados), sino que perpetuamente purifica al mundo mediante este sacrificio.

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